Me despierto sobresaltado. Me levanto torpemente. Tropiezo con todos los avatares de mi cuarto. Aún no he abierto los ojos y huelo al café recien hecho de cada mañana. Con cuidado, doblo las dos esquinas y recorro los 20 pasos hasta mi cuarto de aseo. Me lavo la cara. Abro los ojos. Lo que veo en el espejo no me gusta demasiado. Tengo mucho sueño. Anoche no pude dormir bien. Los ruidos de la calle, el despertador de mi compañero de piso, el perro de mi vecino, su hijo. Y ahora a trabajar. Con muy pocas ganas. Con ninguna, vamos. Y no se tiene que notar. Qué díficil es algunos dias. Me pongo la música bien fuerte mientras me ducho. Hoy es Lunes de nuevo.
Estoy vivo y sano, y no es un sueño.
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