martes, 2 de junio de 2009


A veces, las casualidades de la vida son tan maravillosas que, como por arte de magia, acabas enganchado a una de esas series que te dejan con cara de… ¡Guau!; Y esta lo es.
Dale un cliché a cada personaje, una realización cinésica muy a lo Scorcese, unos diálogos precisos y perfectamente legibles (muy lejos del enrevesamiento tantas veces innecesarios de otras series como House), un poco de ginebra y unos cigarrillos y tenemos el mejor coctel que se puede preparar en tan poco tiempo.
Mad Men ejemplifica a la perfección y con todo lujo de detalles los parabienes y pormenores de la sociedad americana de mitad del siglo pasado, en auge tras la Guerra Mundial, a través de una agencia de publicidad nada común, tremendamente elitista, pero donde los ricos también lloran y se cuecen habas como puños, enseñándonos que NADIE en este mundo está exento de NADA, que el dinero no lo es todo y que, en fin, mejor que cada uno saque sus propias conclusiones.
Yo podría hacer un libro de las mías. O a lo mejor una saga, que ahora están de moda. Pero mejor, me espero a otoño que sale la tercera temporada.
Y el título genial, oiga.

1 comentario:

  1. Y yo al ponerla pensé: Ojú, esto me huele a rollo yanki.. pos oiga, q ekivocada estaba! Es una crítica genial a los años dorados americanos. Las dobles morales, las apariencias, lo politicamente incorrecto, la amenaza nuclear.. lo mezclas en la coctelera y sale MAD MEN.

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